Hace unos días, Jodie Foster se convirtió en un tema mundial después de que en una entrevista radial dijera que las películas de superheroes están arruinando los hábitos de los espectadores norteamericanos y con ellos los del resto del mundo.

Varios autores alzaron la voz para contestar a sus declaraciones, uno de ellos fue Elliot S. Maggin, el escritor de historias como “¿Debe haber un Superman?” y “El Linterna Verde más grande de todos” y de las novelas “El último hijo de Krypton” y “Miracle Monday”. cuyo texto, originalmente publicado en Quora, reproducimos y tradujimos con el amable permiso del autor.

Jodie Foster es una actriz y directora extraordinariamente talentosa, cuya carrera he seguido desde que interpretó a un personaje recurrente en “The Courtship of Eddie’s Father” cuando era niña. El talento y la experiencia en un área, sin embargo, no confieren necesariamente a una persona una mirada privilegiada sobre otros temás, sin duda no son cuestiones de gusto. Esto no cancela la validez de su opinión, pero permítanme tratar de defender a los superhéroes.

Creo que los personajes de los cómics han hecho una gran contribución al tejido moral y ético de generaciones de ciudadanos en un momento de su desarrollo en el que la articulación de una ética personal es crucial. Hay interpretaciones y variaciones de intención como en cualquier género o contexto social, pero en general, estos personajes han tomado como premisa las nociones de que el bien siempre triunfa (o debería), la vida continua y el bienestar de los demás habitantes del planeta son mejores que si ellos no existieran, y el libre albedrío es algo real que debemos alentar siempre que sea posible. Estos son valores comunes admirables, y en la medida en que la cultura popular es un medio viable para apoyar los valores, este género artístico hace un buen trabajo al respecto.

Las historias y películas de superhéroes se han articulado y han sido un vehículo para la exportación de la cultura estadounidense al mundo en general, y ese ha sido un desarrollo generalmente positivo. Todas las entidades políticamente dominantes a lo largo de la historia se han comprometido no solo en la construcción del imperio económico, sino también en la marca sociológica. Hemos establecido una marca estadounidense de manera bastante consciente a lo largo de los años, y aunque en la práctica nos hemos quedado cortos como cultura, al vivir de acuerdo con esos ideales, la expresión de ellos y nuestra adhesión a ellos como concepto nunca ha estado en duda.

Aquí hay un ejemplo: Verdad, justicia y el modo americano. Es mi Torá personal, y siempre he considerado el “modo americano” más como una aspiración que como una práctica. Mi exposición temprana a esta expresión simple, tal vez simplista, de esta idea me ha convertido en un mejor padre, un mejor profesional y un mejor vecino, y he visto que produce efectos similares en los vecinos, niños y colegas a lo largo de toda una vida. Sospecho que, en la medida en que cualquier norma social nos afecta a todos, ha tenido un efecto similar en la célebre y admirable Sra. Foster.

No hace mucho moderé un panel sobre este tema en un evento patrocinado por una universidad. Fue divertido.

Después de la discusión estuve hablando con dos de mis compañeros participantes, uno que había producido la serie de dibujos animados de los X-Men y otro que había estado involucrado con el personaje de Spider-Man durante algunos años. Un estudiante se acercó a nosotros y dijo algo como “X-Men, Superman y Spider-Man”. Ustedes si que nos ofrecieron tremendas historias.” Supongo que no tuve respuesta a eso, pero uno de mis amigos dijo:” Sí, y ustedes crecieron con esas historias”.

Es cierto. Ese estudiante era sólo uno de una abundante generación de hombrecitos que corrían libres y emocionados. Estoy bastante orgulloso de eso.

© 2017 Elliot S. Maggin