Después de una increíble primer entrega que creó escuela para el mundo de las películas de deportes y de drama, era de esperar que la película fuera a tener una secuela. Sin embargo, considerando el final bastante conclusivo que tuvo esta película, ¿Qué es lo que podríamos esperar de una segunda parte? ¿Puede justificar su existencia?

Tomando lugar inmediatamente después del final de Rocky, esta secuela se enfoca en como las vidas de Rocky, Adrian y Apollo cambiaron completamente después de la pelea: Rocky tratando de dejar atrás su vida de boxeador y buscando por un trabajo normal junto con Adrian, mientras que Apollo se enfrenta con todas las críticas hacia su percibida derrota contra Rocky.

El primer cambio más radical que hay en cuanto a producción es definitivamente el cambio de director, con el mismísimo Stallone teniendo ahora el rol de director, función que el mantendría durante esta y algunas entregas más y, al menos durante esta primer secuela, el cambio no se nota mucho en cuanto a la dirección y emoción. La película se siente como una extensión bastante natural de la primera y si bien muchas personas podrían cuestionar si era necesaria, en ningún momento se siente que está sobrando.

Al igual que la primer cinta, esta tiene un énfasis bastante grande en drama, sobretodo en como la vida de Rocky no cambio completamente para bien después del éxito que tuvo con su pelea contra Apollo. Muchos de sus problemas de dinero y en su vida en general no han cambiado mucho y tener que enfrentarse con desempleo y falta de dinero lo empujan hacia una vida que el ya busca dejar atrás, algo de esperar considerando el personaje que es.

Por el otro lado, también vemos un poco de la vida de Apollo, mucho más de lo que habíamos visto con la primera cinta. No solamente vemos como es en su forma más humana, desde alguien que pierde los estribos después de una perdida bastante dolorosa, sino que además alguien que se preocupa por su familia y sus seres queridos así como el legado por el que ha estado luchando para llegar durante toda su carrera.

Esto lo empuja a realizar acciones que lo vuelven una especie de villano (algo que dicen abiertamente en la cinta) pero se entiende la desesperación en la que se encuentra.

La cinta me parece funcionar mucho mejor en cuanto a ritmo se refiere: a diferencia de la primera que tiene sus momentos lentos que pudieron ser más cortos o por lo menos más interesantes, esta película si bien se toma su tiempo para desarrollar a los personajes con escenas que son más lentas y solemnes, no se siente tan lenta. Es mucho más fácil de ver que la primera, más entretenida en general.

Considerando que todo el casto regreso desde la primera entrega no es de sorprender que las actuaciones son tan fuertes como lo fueron durante el primer entrega, por lo que no hay nada de qué preocuparse en ese aspecto.

El entrenamiento es algo en lo que esta película parece perder algo de interesante; si bien tiene sus momentos icónicos como cuando Rocky persigue a las gallinas con Mickey no se siente tan genial como lo fue en la primer entrega, algo de esperar en cualquier otra secuela, pero esperaba un poco más considerando lo mucho que mejoro en comparación con su antecesora.

Donde sí hubo una mejora notable fue en la escena de pelea entre Rocky y Apollo; se siente mucho más épica, más intensa. El hecho que viéramos a lo largo de la película lo que llevo a estos personajes a este punto ayuda a que te clave desde un punto de vista emocional, y por el otro lado la coreografía y dirección que hay en el combate entre estos dos gigantes hace que cada golpe, cada esquive y sobretodo ese asombroso final siempre te mantengan al filo del asiento.

En general, Rocky II me parece una estupenda cinta y una que funciona como una brillante secuela que mejora en casi todos los aspectos a su predecesora. Es más interesante, más intensa y desarrolla de muy buenas formas a nuestros protagonistas. Definitivamente, una de las mejores películas en la franquicia.